miércoles, 21 de septiembre de 2016

Leyendas Urbanas: "La escayola"

Aviso: esta leyenda urbana puede tener variaciones según la zona geográfica, si conoces otra versión compártela en los comentarios.

Imaginad un pequeño pueblo de montaña, sin conexión con la gran ciudad. En ese pueblo no vive mucha gente, en su mayoría gente mayor. Pero eso se acabó hace unos años, empezaron a venir familias con niños de la ciudad atraídos por la tranquilidad y el aire puro. Suficientes niños como para tener una escuela. Las calles volvieron a llenarse de gritos y canciones de niños jugando.



Nuestra protagonista se llama Matilde, es una niña normal, con una familia normal y preocupaciones normales. Por ejemplo, esa tarde estaba decidiendo junto a sus amigas si jugarían en los columpios o si por lo contrario saltarían a la comba. Finalmente se decantaron por los columpios. Su madre siempre le decía: "Matilde, no saltes del columpio cuando te estés balanceando, es peligroso". Pero esa tarde mamá no estaba y por saltar una vez no creo que pasara nada, o eso pensó.

Matilde saltó del columpio con tan mala suerte que no aterrizó bien y su pierna hizo ¡crack! Sus amigas fueron corriendo a buscar a su madre.

En ese pueblo solo había un médico, el doctor Gómez era ya muy viejo. Simplemente estaba en el pueblo para atender catarros o enfermedades inventadas de señoras hipocondríacas. Pero esa tarde era diferente, 3 golpes llamaron a su puerta.



El viejo doctor la abrió y se encontró a la madre de Matilde con la misma en brazos. Sus temores se hicieron realidad, se había roto una pierna y tenía que ser escayolada de inmediato. Se puso a buscar la escayola, pero ya la había gastado toda en el mes pasado con otro niño que se rompió un brazo. Ahora era demasiado tarde como para ir a la ciudad a comprar. Se puso a escarbar en un gran armario que tenía en la consulta, cuando de repente encontró medio saquito de escayola de hace un par de años.

Matilde estuvo bien un par de días, pero al tercero notaba un picor insoportable. No paraba de quejarse. Al quinto día las quejas eran casi súplicas y no paraba de gritar y llorar. Su madre llamó por teléfono al doctor y le contó que pasaba con Matilde, el doctor no le dió importancia y le dijo que le diera algo alargado para que se rascase, las molestias eran normales.

Su madre le dio una aguja grande de tejer, la niña se rascaba de forma salvaje, hasta el punto de hacerse sangre.

Ya había pasado un mes, ¡por fin le quitarían la escayola! El doctor Gómez se dispuso a cortar la escayola para librarle la pierna, pero vio algo que le marcaría a todos los presentes de por vida.
Al retirarle la escayola la pierna de la niña estaba llena de una mezcla de sangre, mocos y gusanos que la estaban comiendo, el hedor a podrido era insoportable.



A Matilde le cortaron la pierna y pasó postrada en una silla de ruedas toda su vida y del doctor Gómez unos dicen que simplemente desapareció y otros que esa misma noche se ahorcó en una de los árboles cercanos al pueblo.

Nota: haced caso a vuestros padres. Seguro que al terminar de leer habéis sentido ciertos picores, yo de vosotros me rascaba, pero eso si, antes mirad que no sea otra cosa.